313 ~ Edicto de Milán del Emperador Constantino el Grande

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313 ~ Edicto de Milán del

Emperador Constantino el Grande

En 312, a la edad de 24 años, Constantino se hizo gran simpatizante del cristianismo. Posiblemente su madre Elena (según los car, una “santa”) fuera la fuente de esa simpatía del joven Constantino. Por el edicto de 313 quería darle al cristianismo un lugar de plena legalidad entre las demás religiones. No hizo de él la religión oficial del imperio, esto lo haría otro más tarde (para precisar: el emperador Teodosio en el 27 de febrero de 380). Pero, desde ahora, los cristianos estarían libres de persecución gubernamental.

impact3Las últimas y más terribles persecuciones de todas, las de los emperadores Diocleciano y Galerio, habían terminado en mayo de 311. Ahora, a los dos años, aturdidos, aunque contentos, los cristianos no saben bien qué actitud adoptar hacia su emperador. Dos siglos y medio de duras persecuciones imperiales han tocado a su fin. De pronto, en lugar de ser una minoría despreciada, siempre bajo sospechas, la Iglesia es elevada a un nivel de respetabilidad y de es­pecial favor de parte del emperador.

Solo Dios sabe si la experiencia “cristiana” de Constantino fuera una auténtica conversión. Recién en su lecho de muerte (337), cuando tenía 49 años, pidió el bautismo. El que le bautizó era obispo arriano…; siendo la doctrina arriana notablemente falsa en cuanto a la deidad de Cristo.

La Iglesia a estas alturas ya era más “episcocéntrica”, que cristocéntrica. ¿Qué significa esto? En cada iglesia había un “obispo”, cuyo ‘oficio’ era más o menos equivalente al de “pastor” en términos modernos. Y, como en la actualidad, tendía a usurpar el lugar que sólo le pertenecía a Cristo. No era difícil en tales condiciones que se claudicara tras un emperador, hombre del mundo, que en la Iglesia de Cristo no debiera tener ni voz, ni voto.

Uno de los síntomas de la creciente decadencia espiritual fue la entrada de imágenes, supuestamente, para que los creyentes fueran edificados por el recuerdo de los “santos”. Es fácil además el reciclaje: un Júpiter de antes desde ahora puede ser venerado como un San Pedro, etcétera. Fiestas paganas reciben nombres cristianos. Constantino fomenta la construcción de edificios especiales para que los cristianos puedan competir con los judíos y los paganos, ya que hasta ahora se habían venido reuniendo en sus casas. Su madre, Elena, inicia la construcción de basílicas y otros “santuarios” en Roma, Jerusalén y Belén.

En 395 Ambrosio, el ‘obispo’ de Milán, contaría como Elena, en 326, descubriera la tumba de Jesús, y la “vera cruz”, metida en ella.