1545 ~ Comienza el
Concilio de Trento
Durante más o menos un siglo hubo un gran clamor en la Iglesia de Roma por reforma. La indescriptible corrupción del clero, alto y bajo, era proverbial. ¡Cuántos gemían a Dios! Y Dios obró. Él dio la Reforma…, la Protestante. Naturalmente a muchos les costaba creer que esta fuera la respuesta de Dios. Y a Roma le costaba restablecerse de tan tremendo golpe. El golpe fue atribuido al diablo y a los malditos herejes. Pero, sí, ¡ya habría “reforma”!, una reforma ideada para devolver golpes a los herejes.
Para ello, el papa convocó un concilio en el norte de Italia, en Trento, dedicado a ese fin. El antiguo anhelo de reforma entre los car se venía torciendo y ‘remodelando’ hasta dar por resultado la “Contrarreforma”...
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