1096 ~ Primera Cruzada,
Lanzada por el Papa Urbano II
Las cruzadas eran quizás el fenómeno más típico de la “Edad Media”: ejércitos “cristianos” de occidente que se dirigían a “Tierra Santa” para arrancar del control de los musulmanes los lugares “sagrados”, ya que los “peregrinos” cristianos no tenían libre acceso a ellos. El Papa Urbano II (Odo de Lagery), después de que estos lugares ya llevaban tres siglos bajo el dominio de los califatos musulmanes, llamaba a la acción.
Su fiel agente publicitario, el monje Pedro el Ermitaño, promovía la primera cruzada. Por fin, el 15 de agosto, la interminable fila se pone en marcha. Por todas partes resuena el grito: “Deus vult! Deus vult!”, “¡Dios lo quiere!” Ese es el grito que llena el aire cuando, a los tres años, en 1099, Jerusalén es tomada y sus habitantes son masacrados.
En 1187, a los 88 años, los musulmanes reconquistan la ciudad. Cuarenta años más tarde, y con otra cruzada, vuelve a las manos de los cristianos: de 1228 a 1244. ¡Pero es la última vez! Se lanzan dos cruzadas más, pero fracasan y toda la empresa termina en 1270. Otras ciudades y pueblos, que habían quedado en poder de los cristianos, también son retomados por los musulmanes y, antes de que concluya el siglo, todo lo conquistado vuelve a las manos de ellos.
Dos siglos de cruzadas por fin habían pasado. La cuarta cruzada, la de 1204, se había dedicado al saqueo de Constantinopla, una ciudad aliada. Para el imperio bizantino significó el principio del fin. Y, naturalmente, la esperanza de una reconciliación entre las dos Iglesias, occidental y oriental, se hundió para siempre.
Oficialmente hubo ocho cruzadas, pero entre la cuarta y la quinta iba la más infame y vergonzosa de todas: la cruzada de los niños. Incontables niños murieron o fueron vendidos a Egipto como esclavos. Las cruzadas tuvieron muy pocos resultados positivos, pero muchos negativos.